La Casa Del Canal by Georges Simenon

La Casa Del Canal by Georges Simenon

Author:Georges Simenon
Language: es
Format: mobi
Tags: det_crime
Published: 2010-03-28T22:00:00+00:00


7

Edmée tenía fiebre. Alice, la prima más pequeña, había vuelto de la escuela con la escarlatina. El aire, el cielo y la tierra eran malsanos. Había llovido demasiado y aún seguía lloviendo, y todos estaban como empantanados en la podredumbre. En la casa, todo se estaba enmoheciendo. Tuvieron que tirar un jamón a la mitad, y, cuando se metían en la cama, las sábanas estaban reblandecidas por la humedad.

Mia sostenía que su prima tenía la gripe, pero Edmée lo negaba para poder salir. En realidad, no sabía qué le pasaba. El catarro no se le curaba. Tenía la nariz cada vez más enrojecida, los ojos brillantes y un dolor sordo detrás de las orejas. Cuando cerraba los ojos, al calor del fuego, le daba la impresión de que tenía la cabeza hinchada, y llena de cosas extrañas, indiscernibles.

Pero Edmée sabía que lo suyo era más complicado que un catarro. Aquello venía de lejos, incluso se remontaba a su más temprana infancia. Cuando contaba tres o cuatro años, sufría de sonambulismo casi cada noche, y entonces se incorporaba sobresaltada en la cama, y hablaba sin parar mirando aterrada a su alrededor, pues la casa ardía, o bien subían las aguas, o bien la pared se acercaba y estaba a punto de aplastarla.

Y ahora, lograba ser sonámbula estando despierta. Cerraba los ojos y las imágenes rebullían en su cerebro. Algunas noches, estaba tan nerviosa y angustiada que no podía conciliar el sueño, y sin embargo hubiera sido incapaz de decir lo que la angustiaba.

Tenía fiebre y la propiciaba. En aquel instante, por ejemplo, se hallaba sentada en la cabaña delante del fuego, que ella misma había encendido. Había echado la llave y devoraba las llamas con los ojos casi hasta sentir vértigo. El calor del hogar en su cuerpo se mezclaba íntimamente con el de la fiebre, y ello le provocaba una sensación voluptuosa pero también aterradora.

¿Enfermaría de escarlatina? La idea la exasperaba, pues le daba miedo la muerte. ¿Por qué no ingresaban a Alice en el hospital? Aparte de estar mal atendida, el médico no podía visitarla más que una vez al día.

En la base de las llamas, sobre todo cuando brotaban de una piña, había una incandescencia fortísima. Auténticas saetas de fuego atravesaban los ojos de Edmée, que llevaba el pañuelo arrugado en un puño y con él se daba toquecitos en la nariz.

No había visto a Jef en toda la tarde. Ignoraba dónde estaba trabajando, pero no lo necesitaba. Además, su primo se mostraba cada vez más taciturno y tenía un aspecto inquietante. Su mirada, en especial, era tan plúmbea como una mano al posarse con brusquedad en el hombro y, cuando la notaba, Edmée sufría el mismo sobresalto que cuando uno cree que está solo y de repente alguien le toca.

En cambio sí que sabía dónde estaba Fred; encerrado en el despacho, donde, aunque apenas eran las tres, ya habría encendido la lámpara para hacer las cuentas del impuesto sobre la renta. Su mirada no tenía nada de



Download



Copyright Disclaimer:
This site does not store any files on its server. We only index and link to content provided by other sites. Please contact the content providers to delete copyright contents if any and email us, we'll remove relevant links or contents immediately.